El aeropuerto fue elegido como un líder en prácticas sostenibles
La propuesta de diseño arquitectónico sostenible de la terminal aérea llamó la atención de los expertos internacionales.
Es uno de los 12 diseños arquitectónicos mejor concebidos de la región. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad de Harvard seleccionaron el aeropuerto ecológico de Baltra, en las islas Galápagos, como uno de los finalistas de los premios de Infraestructura 360º 2014 (INF 360º), y lo calificaron como “un líder en el desarrollo de prácticas innovadores y sostenibles“.
La terminal aérea fue seleccionada entre más de 60 proyectos de 18 países y fue evaluada por nueve investigadores cualificados. El aeropuerto cumplió con los mejores estándares de sostenibilidad, según comunicó Cristina Contreras Casado, de la Universidad de Harvard, a Jorge Rosillo, gerente de Aeropuertos Ecológicos Galápagos.
Uno de los aspectos que más llamó la atención de los expertos fue su diseño ecológico, predispuesto para enfrentar la vulnerabilidad del ambiente.
El diseño ubica a la nueva terminal a una distancia segura de la pista de aterrizaje, orientándola para capturar la brisa, y evitar la incidencia directa de los rayos solares. El edificio terminal está ubicado en un ángulo de 45º de la pista. La distancia entre la terminal y la calle de rodaje, más la dirección predominante del viento, asegura que los humos de los motores de los aviones no ingresen al edificio y reduce el nivel de ruido dentro del aeropuerto.
El edificio se usa exclusivamente entre las 08:30 y 14:00, cuando la temperatura del aire es más baja. Se utilizan conductos de aire enterrados con ventilación forzada para enfriar los pocos espacios en los que el movimiento del aire natural no es posible. Consume un mínimo de energía y evita el uso del acondicionador de aire.
La terminal aprovecha la luz del día, utilizando un modelo de cielo artificial y simulaciones numéricas que abarcan los principales espacios internos. Se emplean dos sistemas de claraboya orientados hacia el sur, que trabajan como una entrada de luz y circulación de aire viciado caliente. Además, incorpora dos sistemas de energía renovable: paneles fotovoltaicos en el tumbado, colocados en pendiente y sin cubierta, e instalaciones solares de agua caliente para los bares, restaurantes y duchas. El sistema fotovoltaico proporciona aproximadamente el 25% de la demanda del edificio y el 12% de la demanda total del aeropuerto.
Como las islas no disponen de fuentes de agua dulce, el agua es suministrada por una planta de desalinización.
El diseño simple del techo tiene una pendiente directa a las tuberías, en el perímetro del edificio, donde se recoge el agua de lluvia y se filtra antes de su uso en los inodoros.
La dirección de la construcción captura el viento a lo largo de todo el edificio. La inercia térmica se logra con la correcta elección de los materiales. La altura del techo permite la ascensión del aire caliente. Gracias a ello, los baños y zonas de limpieza no necesitan de extracción mecánica de aire. El edifico refleja el clima local, en vez de proporcionar un ambiente controlado artificialmente, como es típico en las terminales convencionales.
PING-PONG
Las utilidades son del Estado
Jorge Rosillo Gerente de Aeropuertos Ecológicos Galápagos
¿Cuál es el modelo de adminitración del aeropuerto?
El Gobierno entregó a Aeropuertos Ecológicos Galápagos (Ecogal), subsidiaria de Corporación América, una concesión a 15 años. Corporación América es el único socio y accionista y está a cargo de todas las inversiones.
¿Cuánto han invertido?
$25 millones en las etapas uno y dos.
¿Cómo los recuperarán?
En 15 años a través del cobro de las tasas aeroportuarias y demás ingresos comerciales. La tasa de ganancia fue fijada por el Gobierno entre 8% y 9% sobre los ingresos. Además hemos hecho emisión de obligaciones a través de las bolsas de Valores de Quito y Guayaquil. Calculamos que en 2006 empezará a haber utilidades.
¿Es un buen negocio?
Es un aeropuerto muy chico. Los aeropuertos, no importa su tamaño, son muy caros de operar. Mientras más grandes, se pueden diluir mejor los costos. El de Baltra es suficiente para recuperar el dinero.
¿Cuánto recibe el Estado?
Unos $20 millones en los 15 años de concesión. Los ingresos del aeropuerto están entre los $4 millones y $5 millones anuales. Cedemos al Estado todas las utilidades. Solo queremos recuperar la inversión.